Hace unos dias quedé estupefacta frente a un video que observe por la televisión; y es que, en un pueblo del interior de Colombia, donde se jugaba un partido de futbol entre dos representativos de ese país, en el fragor del encuentro, llegó volando una lechuza o buho, y se posó en un extremo de la cancha de futbol, aparentemente herido; advertido por un jugador, éste fue a su encuentro y sin mediar motivo alguno le propinó tremendo puntapié, que dejó inconciente y mal herido al animalito. Los reportes indicaron que el pobre no llegó con vida donde los veterinarios. Ante éste extremo acto de crueldad, mi mente voló al lado de la lechuza, y verificar que no tuvo otra intención que llegar y gozar del verdor- en esa oportunidad,- de un terreno de balonpie, donde fue vilmente masacrado y muerto por un desdichado y miserable humano, que se endiosa con sus maromas y se arma de fantasioso poder, que ni siquiera merece llamarlo por su nombre; ni identificarlo por el equipo que representa; simple y llanamente en este encuentro este individuo, se puso la peór de las camisetas y pasó al equipo de los homicidas, de los indefensos voladores que alegran la vida de la humanidad; y lo peor de cegar la vida a un animalito que es símbolo de la sabiduria y centinela constante.
Quisiera amigos conocer, cual es la impresión que les causa al ver el video que comparto con ustedes y poder, de una vez por todas, penalizar judicialmente a todos estos mal llamados hombres, (o mujeres) que causan daño a la especie animal, especialmente a los indefensos como la heroíca lechuza que ofrendó su vida en un malhabido partido de futbol que tiñó de sangre a ese jugador; pero que se convierte nuestra lechuza en la gestora universal de la lucha aún más férrea por el no maltrato a los animales. Gloria a la lechuza, y que en su próxima existencia se eleve más y más hasta llegar al género humano, que quiera y valore a los animales.
GINA MERA
@BDFNEWS
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